martes, 25 de diciembre de 2007

LA GUERRA DE LOS MUNDOS (2005)

A inicios de los 90, Steven Spielberg estaba en mi lista de los cineastas más odiados. Cierto que el director de cosas como "Hook", "La terminal" o que nos castigó los sentidos con la hiperagobiante promoción de "Parque Jurásico" bien merecería un cachete. Pero seamos sinceros, aquella actitud no era más que esnobismo por mi parte. ¿Qué sentido tenía detestar al cineasta que había dirigido o producido la mayoría de películas que habían dado color a los años más mozos de mi vida y que me llenaría el cerebro de imágenes y emociones imborrables?, hagamos un leve repaso, estas son las que pagué por ver en salas: "En busca del arca perdida", "Indiana Jones y el templo maldito", "E.T. El extraterrestre", la magnífica trilogía de "Regreso al futuro", "Gremlins", "Esta casa es una ruina", etc, etc... y unos pocos años después: "Parque Jurásico 2", "Buscando al soldado Ryan", entre otras.
No reconocería tal esnobismo hasta que, empujado por mi devoción hacia el cine catastrofista, fui a ver "La guerra de los mundos" y quedé anonadado, de hecho, hoy día considero esta película una de mis diez favoritas. ¿Y por qué?, sencillamente porque logró darme miedo, en una época en la que raramente el cine de ficción lo consigue... de hecho, hasta tuve un par de pesadillas relacionadas muy directamente con esta adaptación del clásico de H.G.Wells. Lo juro.
"La guerra de los mundos" fue todo un éxito de taquilla, y hay quien ve en ella los mismos valores que yo. Sin embargo, también me he encontrado con mucha gente que la desprecia. Pues os diré algo, no me sorprende.
La gente tiende a quejarse cuando una película recurre a sobados clichés, sin embargo, en cuanto alguien osa saltárselos, es insultado desmedidamente por una audiencia que, inconscientemente, echa en falta todos aquellos elementos tan familiares que, aunque los critica, en esencia le son del todo necesarios. De una superproducción sobre una invasión extraterrestre con los nombres de Spielberg y Tom Cruise en cabeza, ¿qué es lo que puedes esperar?, pues más de lo mismo, pero con múltiples lujos. Es decir, "Independence Day" pero en buena. Solo que Spielberg es mucho Spielberg, y como confesaba el guionista del film en los comentarios del dvd, lo primero que se hizo fue una lista con todos aquellos elementos habituales en esta clase de pelis con la intención de evitarlos a toda costa. Eso es: monumentos famosos destruidos, el ejército de frente luchando heroicamente contra los enemigos, los discursos patrioteros, científicos que descubren el modo de derrotar al invasor y de cómo su hija se enamora del protagonista... nada de todo eso está en esta "Guerra de los mundos". Es más, solo hay dos secuencias en las que el ejército hace acto de presencia, y es en una de ellas, la más espectacular por su pirotecnia, donde vemos los tanques disparar, los aviones dirigirse raudos hacia el enemigo... pero, y ahí está la sorpresa, nunca divisamos a este recibiendo los impactos, ni devolviéndolos. La única secuencia clásica es al final, con los soldados disparando un cohete a una de las naves enemigas, momento este obligado narrativamente, pero que también agradecemos puesto que es un placer para los sentidos ver un momento tan icónico de la ci-fi de los 50 recreado con la tecnología moderna.
Y es que "La guerra de los mundos" habla de una invasión marciana desde el punto de vista de un individuo, centrándose en sus calamidades. El cineasta arriesga, de eso no hay duda, y más si tenemos en cuenta el peso de su nombre entre las plateas. Secuencias enteras son narradas mediante luces y sonidos, otras, que en una peli al uso hubiesen sido álgidas, las vemos a través de un televisor (cuando descubren que no es sólo una nave, sino un ejército de ellas), ¿y que me decís de la larga escena con Tim Robbins, totalmente huérfana de espectáculo y considerablemente extensa?, situada en medio de la trama y en general rechazada por el público, siempre tan impaciente. A pesar de todo eso, una opereta de ciencia ficción (y terror, como bien aclara el mismo director) de Spielberg sin momentos grandilocuentes, sería como una Fanta sin gas. Momentos de esa clase hay, y no pocos, pero permitidme que destaque la aparición de la primera nave invasora. Una obra maestra en si misma, cargada de suspense y terror que, a mi, me aceleró el corazón a mil. Increíble pericia aquí la del cineasta, logrando tantas emociones de intranquilidad partiendo de una base tan inverosímil (incluido el aspecto del artefacto), en parte gracias a una fotografía que, ante todo, busca el absoluto realismo. Y es que cuando la fantasía se ilustra mediante una pátina de verismo bien entendida, los resultados siempre son sabrosos, y ahí tenemos otras joyas del calibre de "El Exorcista" o el "Superman" de Donner que lo demuestran con creces.
Naturalmente no todo es oro en "La guerra de los mundos", la inevitable escena de lucimiento para el protagonista, cuando es capturado por los marcianos, y logra destruir su nave con la ayuda de unas oportunas granadas, chirría que da gusto. Es facilona y cutre, aunque, obviamente, era algo que probablemente iba estipulado en el contrato de Tom Cruise. Resulta curioso, y preocupante, que a las nuevas generaciones fuese ese el único momento que les gustó de lo que consideran una película aburrida (o directamente, una mierda). Así vamos.

NEOREALISMO ARÁCNIDO

Por avatares del destino que no vienen a cuento, estos últimos días me he estado tragando algunos de los telefilms que, en los 70, se encargaron de llevar personajes Marvel a la pantalla... aunque fuese la pequeña. No voy a ser como esos esnobs idiotas que, ante las nuevas producciones inspiradas en el universo creado por Stan Lee y sus negreros, vaya a anteponer aquellas como "las mejores". Para nada, todos sabemos que incluso la versión de "El Capitán América" de Albert Pyun es mucho mejor que la serie en la que Reb Brown interpretaba al del escudo, y todos somos conscientes de que, aunque el "Hulk" con Lou Ferrigno era bien majo (el telefilm estrenado en Europa tiene su qué, en parte gracias a que su escasez de medios obligó a sus responsables a no perder mucho los papeles, de ahí que el producto sea agradecidamente sobrio), no le llega a la suela de los zapatos a la que firmó Ang Lee. Y aunque "Ghost Rider" sea una basurilla simpática, probablemente, de existir un precedente, sería peor. Como digo, el esnobismo es patético, pero si encima viene rodeado de nostalgia, es más chungo.
Sin embargo, repasando los dos primeros largos sobre "Spiderman" con el bueno de Nicholas Hammond y sus horribles pelos setenteros, caí en la cuenta de un curioso detalle: su realismo. Es cierto que en las películas de Sam Raimi se presta más atención al lado humano de los personajes, pero este queda lastrado por una fantasía de altos vuelos. En los telefilms, mientras Peter Parker y los suyos parecían muñequitos de un recortable, era en cuestiones estéticas donde ganaba puntos (en cuanto a su verismo, repito). En el momento en que un tipo decide ser un superhéroe y se confecciona él mismo su disfraz teniendo en cuenta que no es modisto, está claro que lo mejor que le podría salir es algo con sus arrugas e imperfecciones, donde canten las costuras y los pliegues. En el "Spider-man" de Tobey McGuire, este sencillamente aparece de la nada con su super-traje aerodinámico, sin que nos expliquen cómo cojones lo ha fabricado. En el televisivo el tema se aborda con gracia y salero (y es más creíble), la idea de confeccionarse un disfraz la tiene Parker mientras intenta venderle la moto a su jefe, el Sr.Jameson, y en más de una ocasión se hace burla de sus mallas. ¿Y que me decís de los lanza-redes?, muchos criticaron en su momento que el hombre araña de la caja tonta llevara esas muñequeras y esos cinturones tan feos, pero... ¿dónde si no guardaría "la munición" teniendo en cuenta que, a diferencia de las versiones actuales, y más acorde al comic original, lo de las telarañas es un mero gadget?.
Todo ello va totalmente acorde al tono general del producto, ya que en todas las pelis el superhéroe arácnido se limita a pelearse con otros seres humanos, nada de monstruos ni criaturas mutantes. Incluso a pesar de disponer de super-poderes, recibe más de un piño del que se queja. Lo sé, es una gilipollez, pero resulta muy curioso, y más teniendo en cuenta el marco setentero en el que se desarrolla la acción, tan urbano y sucio, muy de moda en esa época gracias a que al cine de Hollywood le dio por retratar el lado poco glamouroso de las cosas.
Supongo que ambas versiones se complementarían perfectamente... igual que ocurría con el "Punisher" de Lundrgen y el de Tom Jane (sobre todo en cuestiones de violencia), pero ese es un juego de los errores al que ya jugaremos más adelante.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

EVIL DEAD: UNA VERDAD INCÓMODA

Recientemente me enteré de que el mediocrísimo cineasta (o, mejor, videoasta) Doug Sakmann había puesto en marcha una versión porno del flamante y maravilloso clásico del horror moderno "Evil Dead", titulado acertadamente "Evil Head". El caso es que en su teaser podemos ver imágenes que recrean situaciones de la primera película de Sam Raimi, pero cuyo tono está más próximo a su famosa segunda parte, "Evil Dead 2: Dead by dawn". Semejante tontería me ha dado en que pensar.
Es casi una obligación para cada cineasta que debuta en el género terrorífico hacerle un homenaje a "Evil Dead". Valgan títulos al azar como "El libro del mal", “Demon Wind” o "Frostbiter: Wrath of the Wendigo". Sin embargo, esos guiños están versados muy claramente en la comedia porque se tiende a pensar, y a un nivel preocupantemente amplio, que "Evil Dead" es una película voluntariamente humorística (aunque sutilmente), lo que para mi es una idea muy equivocada. Me explico.
El que la saga en cuestión se asocie hasta cierto punto al cachondeo, se lo debemos esencialmente a la segunda entrega (y no digamos la tercera!!). Muchos de los atributos asociados a las correrías de Ash/Bruce Campbell, tales como el tono de dibujo animado, las muecas del protagonista, el desfase visual, el ritmo acelerado, los monstruos de tebeo, etc, etc, pertenecen, sin ninguna serie de dudas, a "Evil Dead 2". Siempre he defendido que la primera parte, y así lo sigo creyendo, es una película de genuino miedo (mientras que la segunda es de sustos, y aunque parezca una tontería, para mi ese es un detalle de peso), el humor es totalmente involuntario, y único fruto del exceso sanguinolento. Nos reímos porque nuestros ojos no pueden creer la sarta de barbaridades a las que Raimi y los suyos nos exponen, pero en ningún momento a causa de un efecto cómico buscado por los mismos. Es más, nos reímos incluso, y con mucho cariño, de su maravilloso cutrismo amateur, resultado de la -entonces- limitada capacidad del equipo técnico... equipo este que se tomó muy en serio su trabajo.
A libros como "The Evil Dead Companion" me remito. En ellos se explica claramente que Raimi y su gente, en su santa ingenuidad (eran jóvenes y en sus verdes carreras aún no había sitio para desarrollar un estilo o tendencia claros), venían de hacer cortos cómicos en Super 8, jamás asociados al horror, y cuando decidieron debutar en el largo, con una del género que más nos gusta (y la decisión fue tomada por cuestiones mercantiles, nada de afición), se pusieron a ello con el único fin de dar al público cuanto más, mejor, tomándose muy a pecho su labor, pues el fin de la misma era hacer un producto perfectamente vendible en el mercado standard. No había lugar para el sarcasmo, o el cinismo, y así lo entendí yo de crío cuando la vi como "Posesión Infernal" y pasé un acojone tremendo. Os juro que no me reí. Y desde entonces, vivo un apasionado romance con ella.
"Evil Dead 1" es feísta, cruda, oscura, de ritmo mas bien pausado, habla del eterno sufrimiento de unas personas en una noche tormentosa, y el imberbe Campbell aún no había desarrollado su famoso catálogo de muecas, es más, en la peli está deliciosamente soso. Entonces, ¿a santo de qué se le suele asociar tanto la comedia al debut de Raimi?. Supongo que es más fácil volcarse al carnaval de "Evil Dead 2", que es una peli que me encanta, pero no le llega a la altura del betún a su predecesora.
Así pues, a ver cuando alguien se aclara y si afirma hacer un homenaje a "Evil Dead", que no recurra a cosas como la sierra mecánica (que en la peli madre prácticamente ni la usan) en el muñón de Campbell, su histrionismo o el abuso de steadycam, que, como decía, son aspectos clave en la secuela (más ejemplos: el tono guasón de “Evil Dead, the musical” o los videojuegos basados en la franquicia). En "Evil Dead" Ash no era ningún héroe, solo una víctima más (y al final moría, no lo olvidemos... o esa es la impresión que nos quedó a los que la vimos en la época, dejándonos una sensación amarga que le iba ni que pintado al tono general del film).
Está claro que los hay que entienden la jugada. El mismo Peter Jackson siempre ha citado a "Evil Dead 2" como referente, y de ahí su predisposición a la comedia en obras tan visualmente deudoras del Raimi de la buena época como "Bad Taste" o "Braindead", pero no se trata de un caso generalizado. Es más fácil y cómodo equivocarse.

NOSTALGIA RETRÓGRADA

"No pasa de ser una mediocridad muy al tono de nuestros tiempos (...) Demostración de la pobreza de argumentos que sufre Hollywood". ¿A qué película se referirán estas lapidarias frases?, ¿a la última epopeya de Michael Bay, quizás el nuevo vehículo de Will Smith o puede que a la nueva comedia gamberra llegada de la meca del cine?. En realidad no importa, al fin y al cabo estamos ya acostumbrados a leer esa clase de sentencias en la prensa cuando se habla del detestado -en términos generales- cine moderno. ¿Y quién te dice a ti que estamos hablando no ya de cine moderno, si no de tiempos modernos?. En realidad tan abrumadoras palabras fueron publicadas en la revista "Fotogramas" el año 1948, en relación a un film de la época, en concreto "Mi hijo Edward". ¿Qué significa ello?, pues que aguafiestas y nostálgicos retrógrados ha habido a lo largo de toda la historia (del cine, en este caso). Parece como que esa clase de anti-atributos, y sobre todo las referencias a la falta de ideas de Hollywood, así como la "mediocridad muy al tono de nuestros tiempos", son más típicos del siglo XXI (con mención especial a los 20 últimos años del anterior) que de una supuesta época tan dorada, intocable, repleta de clásicos maravillosos e inmortales como 1948. Ahora aquello de "Ya no se hace cine como el de antes" quizás no tenga tanto sentido, ¿verdad?.
Lo que vengo a decir es que pelis buenas y malas han habido siempre, lo que ocurre es que como más años acumulamos, más nos quemamos, y más echamos de menos el pasado. No queremos entender que el cine que nosotros consideramos mejor, el de los 70 y 80 en mi caso, fue muy mal visto en su momento por los que, entonces, añoraban los 50 y 60. Y que los niños y jóvenes recordarán con nostalgia y cariño dentro de 30 años, el cine que hoy consumen y que, a mi, puede parecerme peor que el que yo tragaba con pasión a mis 18 tacos (estos mismos jóvenes y niños echarán pestes del cine producido en el 2030, añorando el actual, ¿hacemos apuestas?).
El mundo avanza, las cosas cambian, y hay que aceptarlo. La nostalgia está bien, pero sin que peque de retrógrada, porque ello anula el valor del tiempo actual que nos toca vivir –por cojones, si cabe-, y aunque pese, incluso este también tiene sus cosas buenas. Además, vivir anclados a una etapa de la historia que ni nos pertenece ni conocemos de primera mano, es muy triste, al menos eso creo yo.
Rechazar los adelantos tecnológicos y los avances es de tontos. Hay quien critica el cine digital (es decir, el vídeo), o las pelis de animación 3D, sin darse cuenta de que el cine y la animación que ellos defienden en contraposición, en su momento también representaron un adelanto (del mudo al sonoro, del blanco y negro al color, la creación de los 16mm como formato más asequible a todo aquel que quisiera hacer pelis sin demasiado dinero... aunque aún podemos ir más atrás... a cuando la fotografía parecía que iba a sustituir al lienzo... o cuando la imagen en movimiento tenía las de ganar sobre la fija. Etc, etc), adelantos estos que, en su época, fueron rechazados por el fósil de turno, personaje este que no es otra cosa que la versión añeja de lo que hoy son estos que rajan.
A mi me parece maravilloso que se haga cine con cámaras de vídeo de alta definición (o baja!), me parecen estupendos experimentos en la animación como el de "Beowulf", incluso los CGI, con lo feos que los considero, también me parece de puta madre que existan (de hecho, gracias a ellos el cine catastrofista mola mucho más)... pero también me encanta el celuloide imperfecto lleno de grano, las maquetas, el látex, los dibujos en 2D o plastilina, la diferencia es que sé y acepto el mundo en el que vivo. Los 70 y 80 siempre estarán ahí, para cuando quiera revivirlos a través del dvd (invento moderno gracias al cual se recupera mucho cine perdido u olvidado), pero nadie me obliga a "consumir" el séptimo arte de la nueva era, lo puedo evitar si tanto me molesta, o lo puedo disfrutar sin miedo a que "sustituya" aquellas formas de hacer cine "mas puras" que tanto amo, porque estas siempre tendrán su hueco en mi corazón.