viernes, 30 de octubre de 2015

AFTER SCHOOL MASSACRE

Los USA son muy grandes, el fandom muy extenso y sellos independientes que editan títulos pequeñitos sobreviven con sueldos para sus integrantes, vendiendo películas de mierda. No como aquí con el sello que nos toca de cerca, ya saben.
Entonces, existe uno de ya longeva vida, que edita el peor tipo de cine que se puede ver, es decir, aquél que ni es de mentira, ni es de verdad, que ha contado con medios, muchos para ser amateur, pero no los suficientes para ser una película mainstream. O mejor dicho, para ser una película de verdad, que lo mainstream muchas veces no tiene por qué ir unido a lo estético y/o caro. Este sello es “Brain Damage Films”, que si antaño se dedicaba a editar pequeños films de horror semiamateur, el sello les ha hecho medio grande, y ha pasado lo peor que le puede pasar a estos sellos diminutos que es contagiarse del espíritu mainstream “camuflado” de “The Asylum” y convertirse en un sello exploit, de un sello con mentalidad ya de por sí exploit… A lo que voy; que “Brain Damage Films” se ha convertido en una mala imitación –como lo pueda ser también “Tomcat” films- de “The Asylum” con títulos como “Metal Man” el plagio más infecto que existe de “Iron Man”, en un sello que si tenía cierta personalidad, ahora copia descaradamente diseños, estilos, maneras y títulos de los del Asilo. Vamos, puta mierda.
Todo esto se resuelve en películas exactamente igual de coñazo que las que nos ofrecían antes tipo “Swamp Zombies”, pero con ese alo de asilada, que resulta desasosegante, vamos, son fabricantes y distribuidores de mierda pura.
Pues de esas puras mierdas, esta  “After School Massacre” es una de las más frescas.
La historia a priori no está mal. Un profesor es acusado de acosar a sus alumnas menores a través de facebook. Vamos, que visita sus perfiles. La dirección le despide y este comenzará una masacre que incluirá a las jovencitas que le han acusado de mirón internautico, durante una fiesta  en casa de una de estas.
Esto bien rodado, tomado en serio y  demás, pues no sería mala cosa, pero en realidad estamos ante una película que pretende parecer un “Slasher” y no llega a serlo, que vende sangre y hay muy poca, y que ofrece tetas y no sale ninguna. Al final la cosa resulta ser un desfile de lencería adolescente, porque chavalitas de buen ver con top y braguitas las hay a mansalva, pero absolutamente nada más.
Y aunque el asesino se pone un pasamontañas para así justificar la “presunta” adscripción al “Slasher” que ofrece la película, esto resulta del todo gilipollesco si desde el principio vemos que el asesino es el profesor, que asesina a cara descubierta siempre, excepto cuando va a esa casa que le da por ponerse un pasamontañas. Absurdo.
A todo eso añádanle una brutal dosis de inutilidad, dejadez y no tener conocimiento alguno de cómo hacer una película, y lo que es peor, ningún entusiasmo. Pues el resultado es esta pantomima estúpida que, no obstante, goza de cierto nombre en el sector más outsider y cutrongo del fandom del horror USA.  Están locos estos yankies.
Para más crispar los nervios del espectador avanzado, al final la película, tonta e incompetente como ella sola,  tiene su baza en que queriendo parecer un producto  de “The Asylum”, su director es tan manazas que aleja la película de esos cauces hasta limites insospechados. Eso que tiene a su favor, no así el resto del nuevo catálogo de “Brain Damage Films”.
Remata la faena el hecho de que la pelí cuenta en sus créditos con un “In memorian” en honor de Ed Wood y Doris Wishman.
Y todo este desbarajuste cobra algo de sentido y fuerza cuando consultamos la ficha imdb del director: Se trata de un pimpollo de 20 años que lleva haciendo cine desde los 14, fan del cine de horror que responde al nombre de Jared Michaels, y que bajo su aspecto de modernito, carne de Hollywood, con su poca edad ha dirigido películas completas como las tituladas “Hollywood a Go Go” o “Deadly Punkettes”, y eso unido a que se hace llamar a sí mismo “cineasta independiente” y a que tiene cara un tanto de retarder, hace que, más o menos, el tipo me caiga bien y le de más oportunidades… pero  “After School Massacre” es terrible…. Eso sí el póster es bien atractivo y chulo.

jueves, 29 de octubre de 2015

LA MANTIS MALDITA

Una película de 1980 de artes marciales típica y tópica, que como siempre a nuestro país llego de la copia americana, con lo que dura 90 minutos clavados y ha sido cercenada en varias escenas, incluyendo el final que queda resuelto pero extraño. Esta protagonizada por Leung Kar Yan, uno de esos actores chinos que han hecho cientos de películas y que te suenan si has visto algo de cine de artes marciales. Como luchador digamos que en esta película esta solvente, no es un prodigio pero vale, da el pego, pero como actor es un despropósito. Su actuación se mueve más en el terreno de la comedia, sus caras, sus movimientos, parece que quieran (los productores o el) repetir el éxito de Jackie Chan al mezclar artes marciales y comedia, pero quedando no muy bien parado. En algunas escenas es de vergüenza ajena, sobre todo en las que hay más carga dramática, pero tampoco hagamos sangre, la película es lo que es, y en eso cumple. 

Ah Chi (si, lo sé, parece que es un estornudo) uno de los alumnos de un importante maestro, trabaja como pescadero en un puesto cuyo jefe le explota. Un día llevando un pedido Ah Chi le da una paliza a los hombres de el General, otro maestro que es muy malo y su escuela actúa como una mafia extorsionando a los comerciantes. Esto hace que toda la escuela de el General le quiera cruzar la cara. Para la desgracia de estos, Ah Chi es un gran luchador y reparte estopa a base de bien.  

Mientras trabaja es su puesto de pescado Ah Chi conoce a un joven pillo y al abuelo de este, que resulta ser un gran maestro en la técnica de la mantis. Aun siendo tan buen luchador, el abuelo no quiere meterse en líos y prefiere pagar al clan del General, algo que Ah Chi impide que haga dando una paliza a los matones. En estas que el General vuelve de viaje y le mete una tremenda somanta de palos al protagonista, que acaba pidiendo al abuelo del crio que le enseñe su técnica.

Sin entrar en spoilers diré que el General mata a varias personas conocidas por Ah Chi, esos son los momentos dramáticos que decía en los que Leung Kar Yan no sale muy bien parado como actor. Uno de esos personajes en un plano está vivo para en el siguiente estar muerto tirado en el suelo. Esto es debido a los cortes que le dieron en USA a la película, dejando al espectador completamente descolocado, y preguntándose que acaba de pasar y porque ese personaje no aparece. Tampoco te explicas que Ah Chi se golpee la cabeza contra un palo gordo y repita el nombre del personaje muerto, salvo que seas muy avispado y veas que su cuerpo está tirado en una esquina del plano. Más cortes, cuando Ah Chi esta poseído por la rabia y dándolo todo con la técnica de la mantis, mata a su enemigo y como si fuera el insecto del que recoge los movimientos se lleva a su víctima a una esquina y empieza a devorarlo, entonces FIN, y te quedas como, QUE???

Hay otros cortes por aquí y por allí que se intuyen, ya que hay un personaje femenino al que se le da algo de importancia al principio de la película pero llega un momento en el que ya no sale más, así que supongo que también cortaron esas escenas en la que no sabemos qué pasa con esta chica.
Aun con estos cortes, con la escasa actuación (o puede que sobreactuación) del protagonista y que las peleas se vean como muy ensayadas y algo mecánicas, la película tienen un buen pase. Tienes que saber a los que vas, una de chinos dándose de tollinas con poco o ningún valor cultural. Pero quien quiere cultura cuando puedes ver a dos tios dándose patadas en la boca. Para una tarde con colegas (que es como a vi)

miércoles, 28 de octubre de 2015

LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE "RE-SONATOR"

En este blog ya hemos hablado muchas veces de esta pequeña joya de la "Empire". Aquí pueden leer al respecto. Así que, sin más !Fotocromeén!















lunes, 26 de octubre de 2015

EL SANATORIO

Descubro el cine fantástico de Costa Rica –y el cine costarricense en general, que es una cinematografía aún más nueva que la Dominicana- de la mano de un subgénero al cual  los muchachos que graban este “El Sanatorio” se están tomando por el pito del sereno: El “Found Footage”.
La película se basa en una leyenda urbana real que cuenta que en un viejo sanatorio de la provincia de Cartago, se suceden fenómenos paranormales. Hay apariciones y destaca entre ellas una misteriosa monja. Un grupo de Jóvenes se planta con su equipo de grabación allí, con la idea realizar un documental… que no llegaron a terminar.
Existen dos tipos de “Found Footage”, el que se nos muestra como material encontrado de unos hechos concretos, o el que se nos muestra en forma de falso documental, que a niveles terroríficos es menos efectivo y bastante más coñazo que el anterior. El de material encontrado se presta más a los bajos presupuestos mientras que el del falso documental es propio de producciones más caras. Bien, pues “El Sanatorio” es un “Found Footage” en el que prácticamente se cuenta con lo puesto, pero que opta por la segunda opción. ¿Consecuencias? Un coñazo aberrante y un insulto al género.
Porque estos chavales  tienen en mente lanzarse a hacer una película. Es tal en ansia y tan poco el dinero del que disponen, que siendo conscientes de las bondades que ofrece el subgénero con los bajos presupuestos se abrazan a él sin ganas. Se rueda un “Found Footage” cuando en realidad lo que se quiere hacer es una película de terror de ficción al uso. Entonces cometen el error más grande – y por desgracia, bastante común-  que es tratar un material que ha de ser austero, con todos los efectismos y pantomimas posibles. El “Found  Footage”, cuanto menos muestra, más miedo da, cuanto más  consiga sugestionarnos, mejor, por eso es esencial un look lo más videoaficionado posible, y sin pixelazos. Tiene que ser realista. Miguel Alejandro Gómez, director de la película, defeca en esto que estoy explicando. No solo es incapaz de crear una atmósfera –algo que el género trae consigo sin necesidad de forzarlo artificialmente- sino que la capacidad de dar miedo de esta película no existe. Porque hace precisamente TODO LO QUE NO SE DEBE HACER en un “Found Footage”. Así, aquí no solo vemos todos los pixelazos y fallos de la grabación añadidos a la película en pos producción, también las sombras de los espectros. Hay efectos especiales y sangre y hasta vemos a la monja, que es, prácticamente, alguien disfrazado de tal con una careta monstruosa puesta. Amén de estar montada como una peli estándar y tener banda sonora, que enfatiza los momentos más terroríficos (¿?) ¡¿Pero que mierda es esta?! Todo ello, además, con los medios más cutres y chabacanos que os podáis imaginar. O sea, que se echa a perder el único subgénero que te permite la posibilidad de hacer que te cagues de miedo sin más necesidad que la de una cámara de vídeo. Y estos  se cargan eso con sus efectos especiales de mierda y las ganas de hacer una peli.
No obstante, dudo mucho que si hubieran rodado una peli de ficción estándar con esos mismo medios que contaban, les hubiera salido mejor. Sería, igualmente, una puta mierda. Deberían haberse dejado la caretita y los F/X en la escuela de cine dónde, seguramente, les enseñaron a estos muchachos a hacer este desbarajuste.
Encima, la película es irritantemente posmoderna –porque los artífices son treintañeros posmodernos de los que se la pelan con Tarantino y “Kung-Fury”- y cuando entran en el sanatorio del título, uno de ellos lo hace con una camiseta de “Los Cazafantasmas”. Lo gracioso es que allá en Costa Rica, debe ser difícil hacerse con una camiseta con el logo oficial, así que este chaval luce uno falso muy mal hecho, que provoca hilaridad. Pero la intención sigue siendo la misma ¡Posmodernismo! Aunque probablemente de esto ni ellos mismos sean conscientes. A eso añádanle unas, también, irritantes gotas de humor, que ni vienen a cuento, ni hacen puta la gracia.
Pero al señor director, y eso a pesar de las malas críticas, no le salió mal la carta de presentación que supuso “El Sanatorio” –de la que olvidé decir que está rodada en el sanatorio real de la leyenda urbana- ya que después de esto se ha convertido en el director más taquillero de Costa Rica, con el éxito que supuso su película “Italia 90” y la que es una especie de “8 Apellidos vascos” a la costarricense, “Maikol Yordan de viaje perdido”, que cuenta la historia de un paleto de rulo por Europa, y que en el momento de su estreno superó a cintas como “El Hobbit” o “Noche en el museo III” y es ya la película más taquillera de la historia en Costa Rica. Claro, que al cine en Costa Rica, no van 9 millones de personas como aquí. He consumido el trailer de este “Maikol Yordan” y jamás he visto una comedia con peor pinta en mi vida, y es que si de comedia latinoamericana hablamos, está más que claro que los reyes de la misma son los Dominicanos, quienes la llevan en la sangre.

domingo, 25 de octubre de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "LOS 3 SUPERMEN EN LA SELVA"

Estoy convencido de que al otro lado de la pantalla habrá peña mucho más puesta que yo en cuanto a las películas de “Los 3 Supermen”, así que no esperen un aluvión de datos por mi parte, porque no. Solo sé que se trata de una extensa franquicia eminentemente italiana compuesta de numerosos títulos entre 1967 y 1984 (los últimos deben ser especialmente regocijantes), cuyo fin era chupar de James Bond, las series de “Batman” y “Green Hornet”, algo de “El hombre enmascarado”, algo de lucha libre Mexicana y unas gotas de artes marciales, todo ello rebozado en un humor de lo más tonto, incluso para su época.
La única bella historia que puedo contarles sin titubear respecto a “Los 3 Supermen en la selva” (de 1970, co-producida por España y con el todoterreno Santiago Moncada entre los guionistas) es que es la primera película que alquilé en video por decisión propia siendo chaval. Concretamente en la desaparecida cadena de video-clubs “Soncosa”. Previamente había agarrado de los estantes “Santo y el águila real”, pero mi padre exclamó: “¡No, esto no, que es muy malo!”, ja ja ja, bendito sea. Tampoco la opción B se saldó con mayor suerte. Tenía la edad adecuada para dejarme deslumbrar por superhéores brillantes y/o de colores, sin saber entonces cual era su nivel de cutrismo (poco después volvería a picar con otro que tal bailaba).
La peli no me gustó nada, quedaba lejos de las hazañas del Christopher Reeves embutido en azul y rojo. Únicamente recuerdo la secuencia en la que los 3 Supermen se meten dentro de una nave encabezada por un gran taladro destinado a escarbar los interiores del planeta y en el momento que se activa, y comienza a hacer el agujero, la cámara no la enfoca, solo muestra un poco de tierra salpicando la cara de los supuestos testigos. Pronto aprendería las sucias triquiñuelas del cine de baja estofa, pero en esos tiempos mis ojos aún eran demasiado verdes (además de verdad, que los tengo de ese bello color).
Años después me agencié, no recuerdo cómo, el press-book de su estreno en España. Lo guardé con cariño un tiempo, consciente ya del significado de aquel film, pero terminé dándolo o tirándolo o vaya usted a saber. Hoy vengo con algo parecido, sus fotocromos (¡coloreados!), cortesía del cuarto Supermen, Alex Gardés, y esta vez no los voy a dar, ni tirar… lo que hago es escanearlos y mostrárselos a ustedes para su mayor disfrute. Aquí y ahora.















viernes, 23 de octubre de 2015

EL GHETTO / JAMESY BOY

Hoy voy a hacer, y además muy rápidamente, un dos por uno en reseñas. Y es un dos por uno porque son dos películas que he visto muy del montón, muy mediocres, de las que no hay demasiado que decir, pero de las que me gustaría dejar constancia, sencillamente, porque en estos tiempos que corren de consumo rápido, en los que vemos y vemos filmes descargados de Internet (aunque uno de los que voy a comentar, en realidad lo he comprado en DVD), dudo mucho que nadie algún día los recuerde, o que alguien se moleste en dedicarles una reseñita, al menos en español. Así que si esta ha de existir, que sea en AVT.
Ambos filmes son de temática carcelaria y/o marginal, que me interesa mucho, y sin darme cuenta, pues casi me como todo lo que huela a nigga o a cárcel.
La primera de todas ellas, es un telefilme de lujo, producido por la Paramount y emitido en la HBO, que luego más tarde se editó en DVD, llegando incluso a nuestro país. Y si en el suyo de origen, este se llamó “Our America”, aquí, con dos cojones, le han titulado “El Ghetto”. Basado en una novela, que a su vez se basa en una historia real, “El Ghetto” y cuenta la historia de una emisora de radio que quiere dar voz a los barrios pobres, desde el punto de vista de quienes viven en él, así que el responsable de la emisora contrata a dos jóvenes negros con el gusanillo del periodismo en el cuerpo, les endosa una grabadora de audio y, ale, a grabar un diario de su día a día, con los consabidos problemas que esto les traerá a todos con la morralla suburbial.
Lo curioso es que no está nada mal la película. Poco presupuesto, pero ritmo meramente cinematográfico  -y no televisivo- terminamos viendo una películita dramática muy simpática (¡que paradoja!) con la que se pasa un buen ratillo, sin más. Y es que tras la cámara está Ernest Dickerson, director de rotos y descosidos que ha firmado cosas tan majas como “Juego de supervivencia”, uno de los primeros lucimientos de Adam Sandler, “Bulletproof”, “El caballero del diablo” o la película de absoluto culto raperil “Juice”, para luego dedicarse de lleno y por completo al ámbito televisivo. Al menos, no facturó truños en celuloide.
La segunda es la ultima película que he podido localizar con Ving Rhames en su reparto;  una película con la que debuta en el largometraje el cortometrajista Trevor White, “Jamesy Boy” –literalmente, se traduciría como “Jaimito”-, un debut torpón y aburrido, drama carcelario, con chico blanco y conflictivo que tras una azarosa vida acaba en prisión. Allí, conocerá a un asesino (Rhames) con el que se creará un vínculo especial que le cambiará la vida.
Una mamarrachada sin más interés que el ver lo viejos y achacosos que están tanto Ving Rhames, como James Woods que da vida a un carcelero cabronoide. Una película que parece no quiere arrancar nunca, y cuando parece que lo ha hecho, resulta que son los títulos de crédito finales. Muy prescindible. Pero no deja de ser alentador el ver como el tío Rhames continúa imparable, haciendo tantas pelis como pueda ya sea en calidad de actor como en calidad de productor, alternando el, cada vez más escaso en su filmografía, cine mainstream con las mayores mierdas independientes de dos pesetas que uno se puede imaginar, auque para ello se tenga que ir al tercer mundo y aprender sus dialectos.
Pero lo cierto es que esta “Jamesy Boy” no vale absolutamente nada.
¡Ahí quedan!

miércoles, 21 de octubre de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "WARLOCK, EL BRUJO"

Hace poquito les dejé por aquí la reseña. Y ya que estamos, les dejo los fotocromos. ¡Ea!













lunes, 19 de octubre de 2015

BREAKDANCE 2: ELECTRIC BOOGALOO

Secuela directa de “Breakdance”. Y cuando digo directa, en realidad quiero decir directísima, ya que Golan y Globus, abrumados por el éxito de “Breakdance”, deprisa y corriendo se pusieron a rodar la secuela con el fin de estrenarla  antes de que pasara la moda del  Break Dance, por lo que este “Breakdance 2: Electric Boogaloo” se estrenó a los seis meses de ser estrenada la otra. Así que imagínense la preproducción que pudo tener esta película.
Si bien es cierto, que, aún siendo un desbarajuste, no es tan mala como quieren hacernos ver, entrañablemente, desde ese magnifico documental que es “Electric Boogaloo: la loca historia de la Cannon”, que se empeña en hacernos ver que todas estas películas eran poco menos que productos de serie Z, cuando eso no es cierto. En su momento las pelis de Cannon eran cine mainstream de primer orden, que quizás ha ganado en desmadre con el paso de los años, pero en su momento era cine más o menos respetable, como pudiera serlo el de Warner Bros.  o el de Columbia. Teniendo esto presente, si que es cierto que la película que nos ocupa es un pequeño desastre, una muestra de exceso por exceso  de oportunismo y, sobretodo, de la horterada más valiente y la vergüenza ajena más palpable.
Para la ocasión, y con el fin de asentar la película en circuitos más estándar que los de su publico natural – en teoría, los B. Boys-  se les introduce a nuestros protagonistas en una trama del todo telefilmesca y manida: Tienen que recaudar fondos para así evitar que la casa ocupa que les sirve de centro social en el que gracias al baile y al teatro, alejan a los chavales de las calles, sea derruida y se construya en ese solar un centro comercial. Vamos, básicamente, el mismo argumento que “El hombre más fuerte del mundo”. Y no hablo de plagio, que no lo hay, sino de poca –nula- originalidad. Pero vamos, eso es una constante en estas películas, porque “Breakdance” bebía lo suyo de “Flash Dance”.
El tema es que con el fin de hacer la película más vistosa y agradable, convierten a la misma en un “Musical Break”, esto es, se montan numeritos musicales de fantasía, de esos que alguien se pone a rapear y todo el mundo a bailar break al ritmo de la música, incluidos policías, carteros y albañiles. Máxime cuando estos numeritos  se repiten en lugares tan improbables como el hospital –con sus enfermos lanzando las muletas al suelo para hacer poppin’ o emular a un robot-  o el techo de una habitación (que hay que decir, que esta escena, por otro lado, estaba muy bien hecha).
Y a todo esto, añádanles unos ropajes coloridos e incombinables, fosforitos y chillones, que convierten la película entera en una caja de subrayadores Standler.
Ridícula, tonta, boba y vergonzante. Ahora ¿entretiene? Exactamente igual que la otra, y si pasamos por alto los momentos de vergüenza ajena, que a su modo la convertirían en entrañable, estamos ante una continuación natural de lo que empezaron Golam, Globus y Joel Silberg. Con todo, es bastante inferior que su antecesora.
Por supuesto, las prisas no son buenas, y esta no obtuvo el éxito de “Breakdance”.
Repiten el trío principal,  Lucinda Dickey (antes de irse a hacer “Ninja III: La dominación”), Michael Chambers y Adolfo Quiñones, quién con el tiempo afirmó que tras ver el desbarajuste que supuso “Breakdance 2: Electric Boogaloo” se puso a llorar. Perdona, Quiñones, pero no te creo.
También Ice – T vuelve a lucir sus pintillas pre-gangsta soltándose un par de temillas añejos en el escenario.
En la dirección esta vez, tenemos a  Sam Fistenberg, Polaco de nacimiento y en la nomina de la Cannon que dirigió películas tan cannoneras como por ejemplo “Lavenganza del Ninja”, la anteriormente mentada “Ninja III: La dominación”, “ElGuerrero americano”, “El Guerrero Americano II”, “Delta Force III” y luego ya, fuera de la difunta Cannon, cosas como “Cybor Cop”, “Conspiración en la casa blanca”” o “Criaturas asesinas”. Ahí es nada.

domingo, 18 de octubre de 2015

LOS EXCELSOS FOTOCROMOS DE "CREEPSHOW"

De Romero a Romero y tiro porque me toca.
Si la semana pasada hablábamos de una de las tres películas realmente cojonudas de George A. Romero, hoy toca hacerlo de la mejor de todas ellas, el clásico entre clásicos “Creepshow”. O, dicho de otro modo, mi segunda película favorita.
Por ese último motivo es lógico que haya sido tema recurrente en este blog. Hemos hablado de la edición especial de dvd yankee. De su secuela. Hemos mostrado sus pósters, edición de VHS, vinilo, cómic, camiseta y dossier de prensa. Pero nos faltaba algo muy importante, ¡los fotocromos!. Y aquí están, maravillosos, llenos de color, de gran guiñol, completos y, todo hay que decirlo, en perfecto estado. ¿Gracias a Alex Gardés?… puesss, ¡no!, esta vez no. Me los compré. Ea. ¡Claro, tanto fotocromo arriba, fotocromo abajo!, al final me entró mono de poseerlos y me dije, ¿¿why not??.
Sabia decisión esta, compañeros y compañeras, y no hace falta que yo lo diga, basta con echar un ojal al fabuloso panorama que sigue a estos vocablos…