viernes, 29 de septiembre de 2017

CLOWNTERGEIST

Los italianos eran la monda con todo esto del “Exploitation”, tanto que en lo que ha aprovecharse de films de éxito se refiere, crearon cierta escuela. O eso me gusta pensar cuando cutres productoras americanas deciden sacar provecho del éxito de turno, máxime si como es el caso de la película que nos ocupa, se dedica a expoliar santísimas películas en una sola.
Aunque dudo ciertamente que los artífices de esto tengan siquiera referencias italianas a las que imitar. Por otro lado, aquellos plagios italianos buscaban engañar al espectador ingenuo y  europeo, y un tanto desinformado, aquél espectador que posiblemente fuera a ver el plagio italiano pensando que era el original.
Ahora los tiempos han cambiado, el espectador sigue siendo tonto, pero tiene más mala leche, y un vulgar exploit del éxito de turno ya no cuela. Ahora lo que consigue que cierto exploit se venda, es el hecho de que es un expolio descarado de un film de éxito, y su público, fandom postmoderno dispuesto a zamparse el mayor truño porque en sus círculos eso es “Cool”. El mismo público que endiosó en su momento “Troll 2” y que luego cuando se cansó lo condenó al ostracismo.
Justo en ese tipo de exploit se haya “Clowntergeist”. Y su condición de película  jeta y cara dura es el principal atractivo de cara a la galería.
“Clowntergeist” aparece en vídeo y plataformas digitales justo la misma semana en que se estrena mundialmente en cines el remake de “It”. Pero para rizar el rizo —consecuencia de las descabelladas propuestas de, por ejemplo, “Sharknado”— además de ofrecernos en su poster un estupendo payaso malo, se aprovecha también de otra franquicia con  payasos en su haber como es la de “Poltergeist”, teniendo en cuenta que recientemente Tobe Hooper ha fallecido. Doble dosis de cara dura. El público fandom, con la fiebre de la adaptación de Stephen King, se percata de esta nueva serie B direct-to-video, y ya que está la compra. Negocio asegurado.
Y por supuesto, para no perder la tradición, el poster chanante engaña vilmente al personal, porque luego el payaso que aparece en la película no tiene nada que ver con el del poster; es un señor disfrazado de payaso y ya está, más cercano al payaso de “Gacy” que al de “It”. Pero da lo mismo, porque la película es guay también por esto. Y así.
Dispuesto a a enfrentarme a este pedazo de bodrio, comienzo a verla, y la cara dura se hace patente desde el primer minuto, dónde vemos que, al igual que en “It”, los globitos rojos hacen acto de presencia y se prodigan como los grandes protagonistas de la cinta, si bien, ese es el único punto en común que “Clowntergeist” pueda tener con “It”. Tampoco se parece en nada a “Poltergeist”. A lo que voy es que el engaño esta tan solo en la forma de venderla, porque luego la película tiene vida independiente, me refiero a que es un film que no mama en absoluto de los dos de los que en su promo se aprovecha.
E incluso, no es tan, tan malo como cabía  esperar, es malo sin más.
Cuenta la historia de un par de chavalitas que hacen su vida en un pueblucho cualquiera de la América profunda. Una de ellas tiene terror a los payasos. Así que vemos el día a día de estas chicas en sus trabajos, sus amigos, cuando un buen día, un payaso demoníaco hace acto de presencia en sus vidas y les hará la vida imposible. Empieza así un festival de sillas que se mueven, algo de gore, y un payaso del infierno que deglute carne humana. Luego ya el tedio hace el resto.
Sin más, un producto que nace y muere en sus intenciones mercantiles. No tan pestilente como pensaba.
Claro, eso es porque el director, un cortometrajista en ciernes con aspiraciones a ganarse la vida haciendo cine, está hambriento, y en esta, su primer película, pone toda la carne en el asador, poniendo algo de ritmo y dignidad a un producto que se le encarga con malsanas intenciones.
Por ponerle algo, decir que me han gustado mucho las dos actrices protagonistas, lejos de ser los bellezones característicos de este tipo de películas, son dos “vecinitas de al lado” que hacen sus interpretaciones lo mejor que pueden, y no lo hacen nada mal. Ellas son Britany Belland y Monica Baker, forjadas ambas en el mundo del cortometraje de terror independiente y la serie Z del nuevo milenio, siendo este su trabajo más destacado.
Ver y olvidar.