viernes, 29 de diciembre de 2017

KING KUNG FU

“King Kung Fu” es una chorrada mayúscula sobre un gorila que hace Kung Fu, que con una producción casi amateur en la que fueron invertidos 300.000 dólares, fueron necesarios casi 12 años para completarla. Su rodaje se inició en 1974, pero esta película no vio la luz hasta 1987. Una serie Z genuina, con unos artífices que creían estar haciendo una comedia absolutamente comercial que les abriría un camino hacia Hollywood.
En China, un maestro de kung fu tiene un mono amaestrado que habla y practica las artes marciales, además de ser un fanático de los sombreros. Como señal de respeto y buenas intenciones para con los USA, este, decide enviar de regalo al mono. Cuando este llega a los USA, sus receptores, con el fin de darse publicidad, dejaran al mono suelto habiéndolo bautizado previamente con el sobrenombre de King Kung Fu. Con él suelto, la policía, capitaneada por un doble de John Wayne intentará capturarle, mientras que un grupo de señoras mayores se manifiesta en la ciudad reivindicando que los animales deberían ir vestidos.
Un Slapstick sin demasiada gracia más allá de que el gorila protagonista es un señor disfrazado. Un par de escenas de lucha con el mono a cámara lenta, o cuando este se ríe de sus adversarios a mandíbula batiente, serían los momentos más graciosos de un film, que de puro bochornoso, no llegaría a entrar ni tan siquiera en la categoría de “mala pero buena”.
No obstante, y no sin razón, “King Kung Fu” sería considerada por muchos aficionados la peor película de la historia. Esto sería una etiqueta más que le cuelgan a tantas  y tantas películas de serie Z a la que  no hay que darle mayor importancia, salvo por un pequeño detalle, que es el que me ha llevado a localizar, y posteriormente, visionar tan magna obra del despropósito: el productor de la misma, Bob Walterscheid, productor que jamás volvió a producir nada más, se cogía unas rabietas de aúpa cuando escuchaba decir que su película era la peor de la historia. Llegó incluso a agredir a un periodista que lo sugirió.
Lance D. Hayes, director y actor de la película, tampoco volvió a dirigir nunca más tras “King Kung Fu”, por lo que las carreras de todos los artífices del film, se quedaron en meras anécdotas.
Obviamente, y como pasa con cualquier película rara, “King Kung Fu” tiene un fandom específico que le rinde culto, si bien, este destaca también por ser francamente minoritario, cosa que tampoco es de extrañar, a juzgar por la sosedad de la película. Tiene tan poca cosa, que es normal que sean solo cuatro (literalmente) los que le rinden pleitesía.
Al final, lo mejor de la película es que es una absoluta rareza con tan poca vida, tan prescindible, que hay que ser muy cinéfilo y escarbar en los confines de la morralla fílmica para dar con ella. El saber que existe, es suficiente premio. El saber sus circunstancias, lo mejor de todo; porque el ponerse a verla no es más que un suplicio que cualquier persona cabal, debería ahorrarse. Es como mirar la carta de ajuste.
En cuanto a su carrera comercial y aunque hace relativamente que salió en DVD, ni las ventas de este han sido muy boyantes, ni genera a día de hoy mucho interés, porque lo cierto es que Walterscheid, 40 años después de su producción, no ha recuperado el dinero invertido en ella y mantiene la teoría, de que “King Kung Fu” podría haber sido un éxito si tan solo hubiera tenido a una estrella en el reparto. Yo creo que ni por esas.